La pandemia exacerba las desigualdades y
profundiza las brechas de género

Esta columna fue publicada originalmente en ElMostrador el 12.06.2020

Por Andrea Lucas Garín

Dra. Andrea Lucas Garín

Enfrentar el virus denominado “coronavirus” requiere asumir que los impactos no son iguales en hombres y mujeres, y conocer sus diferencias se vuelve necesario para incorporar las respuestas a esta crisis sanitaria del modo más integral posible.
Los especialistas indican que uno de los problemas que está poniendo en evidencia la pandemia es la crisis de confianza en los representantes. Este entorno es general pero en el caso de Chile se profundiza por la contingencia
que el estallido post Octubre 18 del 2019 generó.
Sin dudas, esto requiere un compromiso mayor de la clase política en su conjunto en particular en las medidas que se tomen para enfrentar de emergencia sanitaria. La transparencia, la flexibilidad y la adaptación deben ser el norte en este tiempo difícil que llevan adelante las autoridades y la población en general.
Por otro lado, enfrentar el virus denominado “coronavirus” requiere asumir que los impactos no son iguales en
hombres y mujeres (Instituto de la Mujer España, abril 2020), y conocer sus diferencias se vuelve necesario para
incorporar las respuestas a esta crisis sanitaria del modo más integral posible.
La pandemia definitivamente exacerba las desigualdades que conviven en nuestras sociedades. Como la mayoría
de las desigualdades se presentan en nuestras sociedades de manera silenciosa y estructural, pensemos sino en las
que se están produciendo en las mujeres y su rol en la primera línea de respuesta de la pandemia.
En estas últimas semanas se ha discutido el tema del postnatal parental de emergencia que extienda los plazos para
proseguir con este permiso atento los especiales tiempos que están viviendo las familias. Las discusiones que ha
generado la tramitación de este proyecto de ley que modifica el Código del Trabajo son llamativas,
independientemente de que en Derecho el espacio de divergencia existe y la clásica frase de que ‘la mitad de la
biblioteca opina a favor y la otra mitad en contra’ no debe hacernos olvidar que es necesario avanzar en respuestas
que limiten las brechas de género.
Uno de los puntos más delicados en la crisis actual deviene del ámbito laboral, por ello, el teletrabajo se ha
mostrado como una oportunidad para mantener empleos que de otro modo se habrían visto afectados.

Estos síntomas positivos que advertimos de cara a las transformaciones que rápidamente se están produciendo en
el mundo laboral no debe hacernos perder de vista que esta crisis sanitaria puede generar mayores desigualdades;
todos tenemos la percepción que esta pandemia está profundizando las desigualdades (se han generado muy
buenos reportes e informes al respecto).
Abogamos porque las respuestas conlleven el desarrollo de habilidades para los trabajadoras y trabajadores como
un factor clave; el mundo de la educación ha sido uno de los que rápidamente se ha adaptado a las medidas de
restricción social, hoy se habla de la teleeducación pasando a una dimensión digital que era imposible prever seis
meses atrás.
El mundo laboral y el mundo educativo son un espacio perfecto para revertir las brechas de género.
Explorar las medidas que puedan emprenderse por parte de los órganos del Estado permitirá la necesaria conexión
de la clase política con las necesidades reales que estas restricciones y cuarentenas están generando; el
compromiso de las autoridades debe estar en la línea de reforzar el Estado de Derecho en todo momento y
asegurar una gobernanza que privilegie la legitimidad y la efectividad en todas sus instancias.
Bienvenido el acuerdo político que avance en las desigualdades previas y en las nuevas que la pandemia ha
instalado en nuestras realidades.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja
necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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