Investigador Sebastián Zárate comenta sobre nueva función de Instagram en The Clinic
Instagram introdujo una nueva función en su aplicación. Se trata de “Mapa de Amigos” o “notas de ubicación”, una herramienta que permite compartir la ubicación en tiempo real. La iniciativa facilita la visualización geográfica de amigos, esto previa autorización de los usuarios de la plataforma.
La ubicación se puede activar y desactivar en cualquier momento y los usuarios pueden escoger quienes podrán ver la localización en tiempo real. Se podrá elegir entre seguidores, los que siguen de vuelta o la lista de mejores amigos.
Así mismo, se puede excluir de la lista a ciertos seguidores. En tanto, las ubicaciones que se compartan contras personas, los usuarios podrán reaccionar a ellas mediante un mensaje o emoji.
Según el blog de Instagram, los usuarios tendrán la opción de ocultar tres lugares como máximo y mantener la opción Modo invisible desactivada. Cuando la persona se encuentre dentro de un lugar oculto, ninguna persona podrá verle en el mapa.
Sobre las dudas de seguridad de esta nueva función, Meta asegura en su política de seguridad que “solo utiliza la ubicación de los usuarios con fines publicitarios”. Esto lo hacen, según la empresa, para “proporcionar personalizar y mejorar nuestros Productos, incluidos los anuncios, para ti y otros”.
Habla experto sobre privacidad
De igual manera, usuarios de Instagram ocuparon las redes sociales para cuestionar la seguridad de aquellos que deciden compartir en vivo esta información. “¿Existirá algo más peligroso que compartir tu ubicación en tiempo real en Instagram?, preguntó uno. Mientras que otros compartieron rápidamente la forma de desactivar esta opción.
Sebastián Zárate, académico de derecho de la información de postgrados de la Universidad Autónoma, responde a alguna de estas dudas que han surgido sobre la privacidad.
El académico asegura que “se trata de una funcionalidad que por cierto incide en el ámbito de la privacidad, y que nos recuerda la necesidad de una adecuada educación de parte de los usuarios en el control de la misma”.
Es por esto que Zárate reflexiona y propone que “las aplicaciones debieran contar con mecanismos más claros de poder efectuar dicha gestión, muy en el estilo del etiquetado de alimentos, pero aplicado a las aplicaciones móviles”.
Ante esto, el académico levanta una alerta: “Lo más preocupante es que las compañías y plataformas digitales entreguen funcionalidades que afectan agresivamente a la privacidad, y que vengan configuradas de esa forma por defecto. Debiera ser lo contrario“
Finalmente, el profesor asegura que estas nuevas funcionalidad “nos lleva a recordar a los usuarios que ninguna de estas aplicaciones son verdaderamente gratuitas. En este caso se paga un precio con la privacidad. Este es un aspecto sobre el cual debiera educarse mejor a los usuarios”.