Columna de Dr. Juan Pablo Díaz Fuenzalida ¿Y qué viene ahora en la recta constitucional?
14 septiembre 2022
El 4 de septiembre se manifestó el poder constituyente originario rechazando de forma contundente la propuesta de la Convención Constitucional, lo que se dio, además, en un escenario de alta participación ciudadana. En efecto, lo que se rechazó fue el texto que contemplaba 388 artículos, con 57 normas transitorias.
Sin embargo, tampoco hay que olvidar que en su oportunidad también fue rotunda la opción de elaborar un nuevo texto.
En relación con las normas que regulaban el proceso constituyente, estas se encuentran jurídicamente agotadas, dado que el procedimiento hacía referencia a plazos específicos. Y diría que también políticamente el resultado del plebiscito nos debería hacer reflexionar sobre temas que aportaron como también en los que hay oportunidad de mejora.
Es decir, las normas del reciente proceso ya cumplieron su cometido, con lo que la función constituyente vuelve, o más bien, toma fuerza en el Congreso Nacional, el que deberá aprobar por 4/7 las nuevas normas que delimiten una nueva Constitución, ya sea por vía de reformas, por un nuevo proceso o incluso por mecanismos que consideren puntos intermedios.
Si se sigue por la vía del Congreso Nacional, lo cierto es que las fuerzas políticas están equilibradas, lo que es positivo a propósito de lograr un texto que genere consenso y sea transversal. No obstante, si se opta por un nuevo proceso, hoy las normas sobre paridad habría que considerarlas, como también las de respeto por los tratados internacionales, especialmente los de derechos humanos. También puede estimarse una mayor participación de expertos; listas a nivel nacional, de manera de votar más bien por las ideas que por personas en particular. Y por supuesto que con un referéndum o plebiscito ratificatorio.
También una idea interesante es revisar procesos constituyentes que han sido un ejemplo en relación con los altos porcentajes de aprobación. En este sentido, podemos mirar el caso español, que comenzó con ponentes de variados espectros políticos. Posteriormente, la propuesta de los ponentes expertos fue aprobada por las Cortes Generales en sesiones plenarias del Congreso de los Diputados y del Senado.
En el Congreso los resultados de la votación fueron los siguientes: 325 a favor, 6 en contra y 15 abstenciones. En el Senado, de 239 asistentes, votaron a favor 226; en contra 5 y las abstenciones fueron 8. Y fue ratificada por el pueblo español en el referéndum del 6 de diciembre de 1978, con el 88,4% de votos afirmativos.
En definitiva, está aún abierto el cómo elaborar un nuevo texto constitucional. Lo importante es que se busque una forma de crear una Constitución que una a todos o al menos a una mayoría significativa, a través de mecanismos que aseguren, por un lado, que la propuesta sea técnicamente aprobable, como también que aúne un gran consenso nacional, de manera que tenga una alta legitimidad democrática.