El crimen colectivo como herramienta política
Columna publicada originalmente en DiarioEstrategia el 9.03.2020
Las sociedades que ceden frente a la fuerza ilegítima están condenadas a perder sus derechos y libertades. EL colectivismo, el fascismo, el marxismo, y nuestro populismo Latinoamericano, sólo pueden crecer en la medida en que no se les pone coto mediante una fuerza más grande que la que estos movimientos ejercen. Todas estas formas de fascismo están siempre dispuestas a la inmolación y al crimen. El suicidio individual, si se compara con estas formas de suicidio colectivo -basta pensar como terminó la Alemania nazi-, tiene algo de digno, por cuanto aunque se pone fin a una vida, no pone fin material a la vida de otros (aunque puede afectarlas profundamente). El fascismo, y nuestro triste populismo Latinoamericano, están dispuestos a la inmolación (esto se aprecia claramente en los discursos de Maduro), y a arrastrar en su fracaso a toda la sociedad con ellos. El crimen es la otra cara de su nihilismo.
Sin lugar a dudas, estos movimientos no tendrían ningún éxito sino contaran con la simpatía de periodistas, juristas, políticos y líderes de opinión, que directa o indirectamente avalan la utilización de la fuerza como mecanismo de lucha política. ¿La justicia social (mal entendida por cierto) justifica el uso de la fuerza? Muchas lideres de opinión, buscando el apoyo simplista de la gente, la están justificando. Hay víctimas invisibles de este nihilismo político, no sólo producto de la destrucción directa y saqueo de locales, sino gente que ha sido lesionada y asesinada defendiéndolos, pero sobre todo hay víctimas indirectas. Personas que han perdido su fuente de trabajo, que chocan en las esquinas o son atropelladas producto de semáforos destruidos, y sobre todo personas que se verán afectadas por la gran pérdida social que esta violencia absurda ha generado. Las pérdidas son inconmensurables se dividen, en destrucción directa (alrededor de 4 mil millones de US), indirecta por efecto de inversiones que se dejarán de hacer (se puede decir que es la pérdida de todo el crecimiento potencial podría ser alrededor de un 3 o 4 % del PIB), y gastos de reserva para impedir que el tipo de cambio se dispare (alrededor de 5 mil millones de US). De nada de esto se habla, no discutimos sobre el gran daño que esta violencia está generando, y se insiste en justificar esta violencia en la justicia social. Y para tratar de frenar esta violencia nihilista se presentan proyectos sociales que aumentarán la deuda pública y que en el futuro será insostenible; ignorando que la violencia está en grupos que lo que quieren es destruir la democracia, y el Estado de Derecho, es decir, a los que la justicia social sólo les sirve como discurso para hacerse con el poder.
Rodrigo Barcia Lehmann
Prof. Dr. en Derecho y Magister en Economía